Muy buena entrada en el Gran Teatro, en un gris y lluvioso viernes, para asistir a esta puesta en escena de Gerardo Vera sobre la versión que José Luis Collado hace de los Sueños y discursos con los que Francisco de Quevedo atacó con furia lo que se vivía en el siglo XVII, el tiempo convulso de los Austrias.
Tanto Collado como Vera se enfrentan al difícil reto de convertir el extenso texto de Quevedo en una pieza teatral sin que esta pierda un ápice del retrato de la decadencia y ruina moral que muestra sobre los «abusos, vicios y engaños, en todos los oficios y estados». Sigue leyendo…
Enfrentarse a Quevedo y, sobre todo, zambullirse en ese caudaloso discurso lúcido y doloroso sobre la decadencia de un imperio, es una insensatez de la que solo eres consciente cuando ya estás con el agua al cuello tratando de sobrevivir a esa embestida directa contra las conciencias que es la obra magna del gran cronista de la realidad española sin adornos, sin coartadas, yendo a lo más profundo de la herida aunque te empapes en su sangre. La realidad del XVII era tan contundente que «solo se podía vegetar o vivir en carne viva». Y así vivió Quevedo, contemporáneo de Velázquez, pintor también de la liquidación española. Sigue leyendo…
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