El superávit de 600.000 euros anunciado por el director del evento encubre en realidad un déficit de 1,4 millones.
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El Festival de Teatro Clásico de Mérida, en su edición de 2017, la número 63, ha tenido un superávit de 618.431 euros, según declaró hace algún tiempo su director, el productor y empresario teatral Jesús Cimarro, en una triunfalista rueda de prensa que contó con la presencia del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Pero la realidad es que la diferencia entre el coste total del Festival y los ingresos (lo recaudado en taquilla) asciende a más de 1,4 millones de euros. ¿Cómo puede hablarse, pues de superávit?
Desde hace algunos años, el director del Festival de Mérida, Jesús Cimarro, viene dando como superávit del evento unas cifras que en realidad son engañosas y que obedecen a una clara manipulación “intelectual” del balance, para mayor gloria de su gestión. Según fuentes consultadas, este empresario vasco (Ermua, Vizcaya, 1965) y madrileño de adopción, para justificar sus pingües beneficios ha optado por una vía triunfalista y equívoca a la hora de presentar sus logros, utilizando conceptos contables que en realidad no tienen asidero en un evento que cuesta cada año más de 3,5 millones de euros, de los cuales, dos millones son dinero público que no se recupera.
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En estas circunstancias, decir que el Festival tiene superávit es “una mentira interesada”, seguramente -según fuentes consultadas vinculadas con el teatro en Extremadura y en España que prefieren permanecer en el anonimato- para distraer la atención de la sociedad y de los contribuyentes y que, dando por buenas esas “cuentas de la lechera” –como las califican experimentados profesionales del teatro- no fijen sus ojos en los pingües beneficios que Cimarro obtiene cada año de un Festival que no es autosuficiente sino que está subvencionado con dinero público en más de la mitad de su presupuesto.
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Si el lector observa los cuadros adjuntos, verá que el presupuesto general de gastos de la 63ª Edición del Festival de Mérida ascendió a algo más de tres millones y medio de euros, según recoge la Junta de Extremadura en sus presupuestos. De ellos, algo más de dos millones corresponden a subvenciones de instituciones públicas o semipúblicas como la propia Junta, que es la que más aporta, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Mérida, las Diputaciones de Badajoz y de Cáceres, la Fundación Caja Badajoz y la Fundación de la antigua Caja de Extremadura (Liberbank). Entre todas han aportado este año al Festival, como ocurre en cada edición, algo más de dos millones de euros.
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