Últimamente estamos viendo un aluvión de publicaciones en diversas redes sociales en las que se está convocando a todo el personal y empresas afectadas por el cierre de fiestas y verbenas en nuestro país a causa de la crisis de COVID19. Ni que decir tiene que por nuestra parte luchamos por los teatros, salas de conciertos y actuaciones en vivo (Esto lo escribimos desde España, pero seguro que en otros países también se estarán tomando medidas similares para reactivar este sector que tan duramente se ha visto afectado)
Nos da la impresión de que lo único que se quiere es volver a abrir otra vez el «chiringuito» sin haber solucionado ni uno de los problemas que arrastran cada uno de los sectores profesionales que participan en estas «fiestas y verbenas» que para colmo se amparan en incluirse como «cultura» para defender sus ya mermados derechos desde hace mucho tiempo. Para que no se nos mal interprete lo diremos claramente; el Festival Aires de Dulzaina (por poner un ejemplo) SI es cultura, una orquesta NO es cultura, por mucho que ser quieran empeñar…
Estas fiestas y verbenas arrastran un largo historial de ilegalidades en varios aspectos (generalizando! seguramente habrá algunas que lo hagan todo legal), incluso dándose el caso de algunas en las que no hay nada de legal lo mires por donde lo mires. En cualquiera de ellas te puedes encontrar como mínimo varias infracciones graves o negligencias en muchos casos, ya sea a nivel laboral o sanitario.
Irregularidades en el contrato de personal para las orquestas, el que tenga la suerte de tener un contrato o de que realmente esté haciendo lo que dice ese contrato a nivel de cotizaciones. Jornadas interminables de sol a sol como tónica general, y si tú no puedes o te quejas ya vendrá otro a hacerlo. Falta de preparación para el puesto que desempeñas; a un técnico de una orquesta no se le puede contratar como un temporero de aceituna (con todos nuestros respetos a toda la gente que trabaja en el campo, ya quisiera yo!!) ya que va a desempeñar un trabajo en el que directa o indirectamente puede poner en peligro a mucha gente que está a su alrededor ya sea porque; se le caiga una estructura porque no ha hecho un estudio de cargas en su vida (seguramente no sepa ni lo que es ya que no ha recibido formación), deje sordo al publico asistente, porque cuanto mas fuerte suene mejor (y cause daños auditivos de por vida a los asistentes) o tire abajo eléctricamente a todo un pueblo porque ha tenido que acometerse el mismo (donde estaba el electricista certificado?? un clásico…) Los chanchullos de los ayuntamientos con estas fiestas los vamos a dejar de lado de momento, pero hay para escribir varios libros…
Con todo esto no queremos declarar ninguna guerra a nadie, simplemente es una reflexión que está en boca de todos los que lo sufrimos y aunque actualmente no trabaje en fiestas y verbenas siempre podré ser un afectado como asistente a esas fiestas. Nos parece bien que se quiera reactivar y que se luche por lograr que todo esto vuelva a salir adelante, ya que, al fin y al cabo aportan alegría a nuestra existencia (pan y circo) Pero solo si se hace desde la más escrupulosa legalidad y que no quede como un mero acto político de recaudación de votos… y de dinero.
Esperamos que plataformas como PEATE y las asociaciones correspondientes de cada zona estén a la altura y sean capaces de defender y dignificar todas las profesiones relacionadas con el espectáculo (que cada uno defienda lo suyo…). Sabemos que en todas las profesiones hay problemas, pero en nuestro caso la mierda hace mucho que ha rebosado.
Estimado compañero, algunas consideraciones: Se puede decir que hay dos «corrientes» en las asociaciones que mencionas y en el mundillo: los que viendo contradictorio, y es verdad, que se llenen playas y terrazas pero no se puedan hacer algunas verbenas ni con medidas de aforo, etc. vs a otra corriente que entiende que no se pueda actuar y pide directamente ayudas al sector, ampliación de artes y algo mas que el acceso a los ICO. Por otro lado actualmente existe todo un mercado de Orquestas donde el nivel de los profesionales, equipos y contratos nada tiene que envidiar al de empresas de sonorizaciones y espectáculos. Al igual que el nivel de descontrol puede llegar a ser el mismo, jornadas extenuantes las hay también en los eventos, técnicos mediocres y equipos en mal estado y contratos y salarios mas o menos al límite. También decir que muchas de estas bandas tienen un nivel musical muy alto, otra cosa es que toquen una música que nos parezca a ti y a mi de calidad, a tener en cuenta, por cierto, que en su mayoría es la de los artistas del momento y que sonorizan las empresas profesionales. Llamarlo cultura? bueno, vivimos en un país donde las corridas de toros están consideradas cultura. Donde la juventud escucha regeton y esa es su cultura musical-lamentable-. Quiero decir..hay una cultura de la verbena-orquesta? Sí. Para mal y/o para bien. El problema en esto es la cultura general, que de ser otra igual las orquestas interpretaban piezas de dulzaina o de Miles Davis. Lo que si es verdad es que nuestro sector en su conjunto está altamente desorganizado, desregulado y que habría que mirarlo. Como también es verdad que este país está atrasado y con un alto nivel de desigualdad, lo que implica por ejemplo que muchas administraciones no tendrían dinero para hacer las cosas bien al igual que muchas empresas, que de atenerse a la estricta legalidad, les pasaría lo mismo. Esto es algo que le pasa a este mundillo, al bar de tu barrio, a la tienda de frutos secos y al taller de coches. Problema estructural vaya. El que escribe salió pitando de las empresas de sonorización profesionales debido a jornadas exageradas, imposibilidad de tener un calendario concreto de qué días trabajaba y cuales no, e irlo sabiendo semana a semana; para aterrizar en el sector orquestero que comparto con grandes profesionales, equipos de primer nivel y mi cotización regular a la seguridad social. Lo que hay que pensarse es este país en su conjunto, me temo.